Presentación

Escritura como arte.

Esta plataforma tiene como objetivo publicar los trabajos más sobresalientes de los estudiantes de Artes Visuales, pertenecientes al curso de Escritura en el contexto de las Artes junto a la profesora Luz Adriana Hoyos en la Pontificia Universidad Javeriana Cali.


Erotismo, Mitos y Cotidianidad.



Por: Valentina Rodríguez 

Desde el comienzo de los tiempos han existido representaciones eróticas o representaciones de escenas de carácter sexual. Desde la época primitiva se pueden encontrar registros de numerosas estatuillas o pinturas que como temática tenían genitales humanos y se creen que fueron símbolos de fertilidad. Una de las más famosas obras del arte primitivo es  la Venus de Willendorf, una pequeña estatuilla regordeta, muy diferente a los cánones de belleza que se tienen hoy en día, pues es de senos grandes y de caderas anchas. Aunque no hay muestras de que fueran utilizados para la estimulación sexual, se dice que eran utilizados para rituales religiosos (fertilidad). 

Haciendo un acercamiento próximo al arte occidental, en la antigua Grecia era muy común encontrar representaciones de escenas sexuales, masturbación y homosexualidad. Este tipo de representaciones podían hallarse pintadas en cerámicas o esculturas. Los griegos plasmaban en el arte su cotidianidad. Idealizaban el cuerpo. Haciendo claro para los historiadores que la sexualidad no era un tabú, también hacia parte de la vida diaria. Así se puede encontrar a lo largo de templos dedicados a dioses griegos esculturas y pinturas fálicas, es decir que la sexualidad también hacia parte de los rituales religiosos. 

Por otro lado, en las ciudades romanas era habitual encontrar este tipo de representaciones, especialmente en las ciudades costeras. En andenes o paredes. Se dice que para guiar a los marineros a los burdeles en los cuales en las paredes o puertas se explicaban que clases de servicios podían ser adquiridos en estos sitios. Al igual que los griegos, la sexualidad no era un tabú; las prácticas sexuales eran vistas como buenas costumbres. “En la religión y la mitología de la Grecia y Roma clásicas, las historias de amor de los dioses eran de vital importancia, no sólo como poderosa inspiración erótica sino como representación de la fertilidad en la naturaleza. Sexo, religión y magia estaban estrechamente entretejidos: objetos de arte, desde lámparas y vasos hasta pinturas y esculturas, muestran actividades sexuales explícitas de una manera completamente abierta.” (SLIDE SHARE , 2009) 

Tanto en unas culturas como en otras, las representaciones sexuales, ya sean de carácter religioso o en representación de la vida cotidiana, siempre han estado ahí. En general las obras escogidas tienen como tema principal el desnudo femenino. A pesar de que en el arte occidental gracias al cristianismo, el desnudo siempre ha sido un tema escandaloso y prohibido. Aun así se puede apreciar una linealidad muy marcada, esto no ha sido un impedimento para que los artistas a lo largo del tiempo hicieran pinturas con representaciones de este tipo.

En general todas las pinturas tienen características de la época en la que fueron realizadas, algunas son alegorías otras son representaciones de lo cotidiano y otras simplemente rompen con los modelos morales. Por ejemplo la obra de Manet  Desayuno Sobre La Hierba, fue tildada de obscena al momento de ser expuesta, la representación de dos hombres de la época con una mujer desnuda era impensable, pues no hacía referencia a ningún mito sino a un tema cotidiano que nadie era capaz de aceptar. A diferencia de este, en la obra de Katsushika Hokusai El Sueño De La Mujer del pescador se ve como una mujer recibe estimulación sexual de un pulpo. Lo característico de esta obra es que la mujer es receptiva al pulpo. Aquí no solamente se puede apreciar como la representación mitología es común en todas las culturas, sino que  también en trabajos de otros artistas de la época la sexualidad es un tema normal pero tabú, pues las impresiones de estos grabados se encontraban al igual que en la cultura romana, en los burdeles. 

También en las obras de Courbet, Modigliani y Klimt las razones por las que sus pinturas fueron censuradas era por que mostraban a las mujeres que representaban de forma muy directa. Es decir en La Creación Del Mundo de Courbet se puede apreciar en primer plano el órgano genital. En Modigliani su representación muestra a la mujer en primer plano recostada sobre una cama, a diferencia de otras representaciones de la época estaba en un primer plano y no era una idealización. 

La obra Pan de Gerda Wegner reconocida por su carácter sexual y libertino en la cual representaba relaciones sexuales entre mujeres, para esta época no era penalizada pero todavía no era vista la homosexualidad con buenos ojos. Y la  obra de Luis Caballero, artista colombiano de gran habilidad técnica.

A lo largo de la historia, la sexualidad, es un tema que se ha censurado, y a pesar de que haga parte de las actividades cotidianas de los seres humanos, muchas obras sobre desnudos, de gran valor técnico e histórico se destruyeron por esta razón.


Agnolo Bronzino 
Alegoría del triunfo de Venus 
1540-1550
Óleo sobre tabla 
Manierismo 
116x146cm 
Galería Nacional de Londres, Reino Unido  

También conocida como Alegoría con Venus y Cupido o Alegoría de la Pasión, es una obra pictórica de Bronzino realizada posiblemente en1540-1550, durante la corte del duque Cosme I de Médici. Se le considera una composición manierista, debido a su artificialidad y oposición al naturalismo, así mismo como a los principios de la belleza clásica defendidos durante el Alto Renacimiento.

En él se representa a venus sosteniendo la manzana de la discordia en su mano izquierda, y girando su cabeza para dar un beso a Cupido. El tema central de la pintura es el erotismo o el amor prohibido, que acompañado por la envidia y los celos producen consecuencias trágicas. 

En sus últimas obras Bronzino evoluciona bajo la influencia de los escritos teóricos más avanzados de la época y acaba creando representaciones alegóricas cifradas, en las que una fría sensualidad aparece junto a una original composición artística. La superficie del cuadro exhibe con relativa frecuencia una tersura esmaltada. Bronzino presenta las alegrías y los sufrimientos del amor de un modo críptico. En el primer plano, aparece Cupido retorciéndose en espiral para abrazar a Venus  que se vuelve  frontalmente al espectador  Por la derecha aparece un adolescente arrojando rosas. En el fondo están representadas la ancianidad, los  celos y la infidelidad. La composición es de una artificiosidad deliberada: los brazos y las piernas de Venus se orientan paralelos al marco del cuadro: los diferentes planos están dispuestos como en un relieve. El brazo del anciano, anatómicamente exagerado, completa la figuración convirtiéndola en ornamentación pictórica. También en el colorido se caracteriza por su artificiosidad. Bronzino crea una  superficie lisa, como un esmalte, que hace comprensible la elección de  una tabla como soporte,  en lugar  de un lienzo dotado de lectura.


El sueño de la mujer del pescador                     
Katsushika Hokusai 
1814                                                                      
Xilografía
Ukiyo-e                                                                  
Museo de Picasso, Barcelona 

Una hermosa mujer desnuda, con el pelo húmedo y suelto, está acostada entre unas rocas frente al mar. Un enorme y expresivo pulpo estimula su vagina y rodea su cuerpo con varios tentáculos, mientras un pulpito de menor tamaño le acaricia un pezón y roza sus labios. La mujer tiene los ojos cerrados y una actitud relajada, pero la tensión de los brazos que aferran dos tentáculos prueba que no está inconsciente sino más bien… receptiva. 

Esta famosísima estampa erótica, bautizada en principio como Buceadora y pulpo y conocida poéticamente como El sueño de la mujer del pescador, es una de las obras maestras del artista japonés Katsuhisha Hokusai, y forma parte del álbum de estampas eróticas (shunga) llamado Kinoe y publicado en 1814. En realidad Hokusai no fue el primero en imaginar ese tipo de escenas, aunque sí el que mejor las plasmó.

Muchas de las abundantes imágenes de la época que incluyen buceadoras y pulpos se pueden interpretar como parodia erótica de una antigua historia popular en Japón durante el período Edo: la leyenda de Taishokan y en particular el episodio de la toma de la joya o Tamatori Monogatari. En la historia original, una buceadora se sumerge en las profundidades del océano para recuperar una gema de valor incalculable que había sido robada a su hijo por el rey Dragón del Mar. Una vez con la joya en su poder, y mientras volvía a la superficie gracias a una cuerda atada a su cintura, fue perseguida por un ejército de monstruos subacuáticos y atacada por un feroz dragón marino. En lugar de defenderse y correr el riesgo de perder la joya, la buceadora se abrió el pecho con una daga y escondió la gema en su interior… El dragón la asesinó, pero al encontrarse el cadáver de la valiente pescadora, su hijo pudo recuperar la piedra preciosa.

Como todos los discípulos de Hokusai, trató de imitar a su maestro en la técnica y la expresión, aunque se decantó más hacia la pintura occidental, con un colorido más sencillo y brillante y sus composiciones se caracterizan por las formas geométricas. Hokusai incorporó a lo largo de su vida la esencia del arte de esta escuela. Las características de sus primeras obras eran la soltura con que realizaba las líneas con elegantes curvas que evolucionó hacia unas espirales dando una elegancia y espontaneidad aún mayor a sus dibujos. Las obras se grababan normalmente sobre planchas de madera de cerezo y el impresor podía hacer copias del original hasta que el relieve grabado en la madera empezaba a desaparecer. El tema principal eran retratos en un primer plano de geishas, actores del teatro kabukim samuráis que aparecían tanto en escenas eróticas como humorísticas. También aparecían rodeados de paisajes, y en esta especialidad Hokusai demostró toda su maestría.

Edouard Manet                                           
208x265 cm 
le déjeuner sur l'herbe                                  
Impresionismo
1863                                                            
Museo de Orsay, Paris, Francia

Rechazada por el jurado del Salón de 1863, esta obra es expuesta por Manet con el título Le Bain (El Baño) en el "Salón de los Rechazados" autorizado ese año por Napoléon III. Se convirtió en la principal atracción, objeto de burlas y fuente de escándalo. En el Almuerzo sobre la hierba, la presencia de una mujer desnuda en medio de hombres vestidos no está justificada por ningún pretexto mitológico o alegórico. La modernidad de los personajes hace obscena, a los ojos de sus contemporáneos, esta escena casi irreal. Maneta se divierte además llamando su cuadro "Parte cuadrada".

El estilo y la factura chocaron casi tanto como el tema. Manet abandona los habituales degrades para entregar contrastes abruptos entre sombra y luz. Por ello, se le reprocha su "manía de ver por manchas". Los personajes no parecen perfectamente integrados en este decorado de maleza más esbozado que pintado, en el que la perspectiva es ignorada y la profundidad ausente. Con el Almuerzo sobre la hierba, Manet no respeta ninguna de las convenciones admitidas, sino que impone una libertad nueva con respecto al tema y a los modos tradicionales de representación. 

En esta alegoría de Poesía, se ve a dos mujeres desnudas (Calíope y Polimnia, Musas de la poesía épica y lírica) en compañía de dos jóvenes hombres bien vestidos, uno ellos tocando el laúd. La escena se sitúa en un paisaje arcádico. Manet retomó el tema con personajes modernos, presentando la escena como un «picnic en un bosque». El Almuerzo es en realidad un manifiesto de una nueva manera de pintar y, en efecto, de una nueva concepción del arte y la relación entre el arte y su público.

La composición de Manet revela su estudio de los antiguos maestros, pues la disposición de las figuras principales derivan de una escena con dioses fluviales de un grabado de Marcantonio Raimondi que copiaba un dibujo de Rafael, el Juicio de Paris.


Gustave Courbet 
Origen del mundo
1866
Óleo sobre lienzo 
Realismo 
46x55 cm 
Museo de Orsay, Paris Francia 

El primer propietario y obviamente su comanditario, fue el diplomático turco-egipcio Khalil-Bey (1831-1879). Figura brillante del Todo-París de los años 1860, reúne una efímera pero deslumbrante colección, dedicada a la celebración del cuerpo femenino, antes de arruinarse con sus deudas de juego. Después, se desconoce con precisión el destino del cuadro. Hasta que entró en el museo de Orsay en 1995, El Origen del mundo, que por el entonces formaba parte de la colección del psicoanalista Jacques Lacan, representa la paradoja, de una obra famosa, pero poco vista.

Courbet siguió reanudando con el desnudo femenino, a veces con una inspiración obviamente libertina. Pero con El Origen del mundo, se autoriza un atrevimiento y una franqueza que proporcionan al cuadro su poder de fascinación. La descripción casi anatómica de un sexo femenino no está matizada por ninguna artimaña histórica o literaria. Gracias a la gran virtuosidad de Courbet, al refinamiento de una gama de colores ambarina, El Origen del mundo se salva no obstante del estatuto de imagen pornográfica. La franqueza y el atrevimiento de este nuevo lenguaje no excluyen un vínculo con la tradición: de modo que la pincelada amplia y sensual, junto con la utilización del color, recuerda la pintura veneciana y, el mismo Courbet se reclamaba del Ticiano, de Veronese, de Corregio, y de la tradición de una pintura carnal y lírica.

El Origen del mundo, ahora presentado sin ninguna ocultación, reencuentra su debida plaza en la historia de la pintura moderna. Pero sin embargo, no deja de plantear, de manera turbadora, la cuestión de la mirada.

En realidad la temática del lienzo puede no resultar demasiado novedosa, el desnudo femenino había sido representado desde la antigüedad pero en ninguna de estas manifestaciones artísticas el erotismo de la obra había sido tan manifiesto como en el lienzo del Courbet. El encuadre del lienzo se ha fijado en el sexo de la joven; su vagina es el centro de la composición y su rostro queda fuera del lienzo negando su identidad al espectador. De esta manera Courbet pone de manifiesto su verdadera intención, la representación de la sensualidad femenina en toda su esencia sin importar la identidad de la joven modelo.


Amadeo Modigliani                                                     
Expresionismo 
1917 – 1918                                                                      
60x92cm 
Óleo sobre lienzo                                     
Colección Gianni Mattioli, Milán, Italia 

Modigliani, pintor y escultor italiano fue el representante de los artistas bohemios del principios del siglo XX, recibió influencias de las corrientes estilísticas del París de la época como el Fovismo, el Expresionismo o el Cubismo, pero su estilo es inconfundible y personal, mezcla de las formas modernistas y manieristas.

Influido por la concepción escénica de Paul Cezanne donde todo se reduce a varios objetos sobre fondo plano y fuerte cromatismo, Modigliani limitó su obra pictórica a dos temas principalmenteel retrato y el desnudo femenino, como éste donde predominan las formas alargadas y estilizadas. La tradición del desnudo femenino se remontaba a la época clásica y renacentistas, sobre todo en Italia de donde es originario el artista, pero Modigliani consigue revitalizar el género. Este tipo de desnudos marca su trabajo durante 1916-1917 por sugerencia de su marchante Zborowski que pensaba sería del gusto de la burguesía francesa, aunque no fue así porque curiosamente la primera exposición sobre su obra con esta temática tuvo que cerrarse, ante la crítica de los escandalizados espectadores, dos horas después de su inauguración.

Nos presenta los cuerpos de frente o recostados, en un primer plano donde resaltan las líneas onduladas. Son mujeres de formas esbeltas,  cuellos alargados y rostros melancólicos, con ojos en la mayoría de los casos inexpresivos. El modelado aquí tiene una gran sensualidad pero dando un aspecto idealizado.

Las líneas marcan los contornos y los planos de color se superponen, sin buscar la perspectiva artificial. En este caso el rojo, color fetiche del artista, fue utilizado como fondo absoluto.

Como en otras obras de retrato, los rostros no aportan individualidad, no busca la expresividad sino la plasticidad de las formas. En este caso con cierta influencia de las máscaras africanas en la geometrización de las formas, los ojos almendrados y nariz rectilínea que ya había trabajado en su anterior obra escultórica.

Podemos ver una reminiscencia de clásicos como los desnudos de Botticelli o Giorgione, aunque en este caso se prescinde de todo elemento decorativo ante el cuerpo rotundo de la mujer.


Gustave Klimt
1907 
77x83 cm 
Óleo sobre lienzo 

Una de las obras más famosas de Klimt está inspirada en la mitología griega, temática no muy habitual en la producción del maestro vienés -Leda es otro de los escasos ejemplos-. Danae era hija de Acrisio, rey de Argos. El oráculo había pronosticado que el hijo de Danae mataría a Acrisio, por lo que éste encerró a su hija en una torre de bronce, al cuidado de una anciana y alejada del mundo. Sin embargo, Acrisio no pudo evitar que su hija fuera seducida por Zeus, quien convertido en lluvia de oro, engendró en Danae el hijo no deseado por Acrisio. El recién nacido sería llamado Perseo y cuando el rey conoció la noticia, encerró a su hija y su nieto en un cofre y los arrojó al mar, siendo recogidos en la isla de Séfiros por Dictis, hermano del tirano Polidectes. A pesar de evitar la muerte a manos de su nieto, Perseo acabó con la vida de Acrisio, aunque fuera de manera accidental. Klimt elude las referencias clásicas del Renacimiento y el Barroco -Tiziano o Rubens- al presentarnos a la joven Danae de manera aislada, sin ninguna referencia espacial, rodeada de elegantes y decorativas telas que enmarcan su curvilínea silueta.

 La postura de Danae acentúa el erotismo y la sexualidad del momento de la seducción, recibiendo en su sexo la lluvia de oro que permitirá el engendramiento de Perseo. Las formas redondeadas -características del modernismo- y el color dorado aumentan la erotización del asunto, convirtiendo el maestro el desnudo en un elemento decorativo, según algunos especialistas. Como bien dice J.M. Palmier: "La sensualidad y lo erótico están presentes por doquier; pero aquellas mujeres semidesnudas, aquellos cuerpos dormidos, habían sido aceptados por la burguesía y la aristocracia vienesa". En efecto, sus cuerpos desnudos nunca provocarán gran polémica, si exceptuamos las obras de la Universidad y el Friso Beethoven. El sueño se ha apoderado de la joven y se presenta totalmente aislada del espectador. Para algunos críticos se puede interpretar como que Klimt ya no se siente amenazado por la mujer. Estilísticamente, destacaría la delicadeza de líneas gracias a su acertado dibujo, el empleo de tonalidades brillantes y el contraste de la piel dorada de Danae frente a las telas oscuras que la rodean. La línea sinuosa domina la composición, desapareciendo toda referencia espacial y eliminando la sensación de perspectiva tradicional. El resultado es una obra cargada de belleza que se ha convertido en símbolo de una época.


Egon Schile 
Muchacha desnuda con el pelo negro (de pie)
1910. 
54,3 x 30,7 cm.

En este dibujo sobresalen, brillantes, los labios rojos y los pezones anaranjados, frente al negro del cabello, del paño y de las medias. A ello se une, como si perteneciera a un eje auxiliar, el oscuro vello púbico en medio de la clara encarnación. Ningún coetáneo vio la realidad sexual de un modo tan libre de prejuicios como Schiele. La estática de la postura yacente es, sin embargo, precaria, debido a la falta de entorno espacial; esta ausencia de quietud perturba la fijeza de la mirada voyeurística sobre el desnudo.

Dibujante y pintor austriaco, una de las grandes figuras del expresionismo. Tuvo como a maestro a Gustave Klimt. Su existencia estuvo marcada por diversos sucesos de índole trágica: en su niñez perdió a su padre y más adelante vio morir a su esposa, embarazada de su primer hijo .La  vida de Schiele estuvo rodeada por un aura de misticismo: de talento muy precoz, ya que murió a la temprana edad de 28 años.  A pesar de su corta vida, su obra es muy numerosa: unas trescientos cuarenta pinturas y dos mil ochocientas entre acuarelas y dibujos. Entre su obra creativa figura poemas y experimentos fotográficos. Su particular estilo le situó entre los movimientos expresionistas, especialmente de la Secesión de Viena,  con una tipología muy personal. Una de las características más fuertes en la pintura de Schiele es la destreza y la firmeza de su trazo, el cual seguía una vez comenzado sin treguas, hasta el final sin ninguna corrección posterior. Parece que el artista continuaba con su dibujo sin importarle que el modelo se moviera o cambiara de lugar, puesto que la línea seguía su rumbo cargando con toda su dimensión emoción.

La línea de Schiele, se convierte en un instrumento autónomo de la interpretación; en cierto sentido es inmaterial y en su angulosidad oculta valores emocionales y expresivos. La línea en los dibujos de Schiele, por el contrario, parece frágil y forzada, a menudo es quebradiza, casi nunca recta o curva, se interrumpe y se acentúa o debilita según se acentúe un detalle permaneciendo siempre tan segura y magistral que hasta los críticos más escépticos no pudieron dejar de reconocer la genialidad de los dibujos del artista.


Gerda Wegener               
Pan  
Acuarela sobre papel                                                                          
Dimensiones desconocidas         
1925                                                                            
Ubicación, desconocida

Sin entrar en detalles profundos, y sólo para poner un poco en antecedentes antes de hablar de sus obras, es necesario aclarar que Wegener vivió abiertamente como lesbiana, aunque su matrimonio con Einar Wegener, también pintor. 

Fue una diseñadora gráfica, pintora e ilustradora danesa de principios del siglo pasado. Su trabajo y su vida personal son tan increíbles, apasionantes y están tan interconectados que es imposible separar el uno del otro, pues se explican mutuamente. Pero tomando como objeto el análisis y exposición de sus pinturas e ilustraciones hay que destacar su arte en el género erótico, y hacer hincapié en sus acuarelas lésbicas.

Fue su trabajo para el libro del poeta y escritor Louis Perceau en 1925 el que recogió una de sus obras más famosas, compuesta por doce acuarelas que acompañaban la publicación de contenido erótico en las que aparecen escenas de sexo entre mujeres. La modelo de pelo oscuro y corto es Einar. Estas acuarelas son consideradas unas de las más eróticas, sensuales y artísticas de la pintura.

Su arte recoge influencias del romanticismo, el cubismo y sobre todo el Art decó, tan de moda y tan presente en aquel tiempo en toda expresión artística. Consiguió exponer sus obras en la galería Ole Haslunds de Copenhague varias veces, algo difícil de conseguir para muchos artistas durante su vida. Las creaciones de Wegener están muy dispersas y en gran parte desaparecidas en la actualidad. Muchas de ellas pertenecen a colecciones privadas, ya que Gerda murió en precarias condiciones y con la fama brillando por su ausencia en 1940.


Leonel Góngora 
Sin titulo
1974
Óleo sobre lienzo 
237X122 cm

Todo en ellas es un enigma: su delgadez extrema, su mirada estrábica, sus bocas carnales y carnosas, sus senos puntiagudos como misiles que apuntan hacia el cielo o sus dedos y uñas, muchas veces alargadas como garras de ave de presa.

De la mano creadora de Góngora surgieron estas ninfas desnudas o semidesnudas, que a veces están solas posando para él o acompañadas del propio artista, siempre impertinentes, coquetas, pero también atormentadas, al centro de la polémica, acosando la falsa moral en la sociedad.

Plasmadas sobre el lienzo, pintadas al óleo, dibujadas a lápiz o grabadas sobre papel, ya sea en blanco y negro o con esos colores, tan particulares, vívidos y cálidos, las mujeres de Góngora son imposibles como eternas. No así su autor, que prematuramente falleció a los 66 años, cuando ni sus divinos personajes ni nadie lo esperaban. Un cáncer galopante y traicionero lo golpeó hasta vencer su cuerpo.

En eso se muestra de acuerdo el curador Eduardo Serrano, quien organizó varias exposiciones del artista para el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Aseguró que Leonel Góngora es un artista al que no se le ha reconocido el inmenso valor que tuvo como pintor, dibujante y grabador.


Para Serrano esos fueron campos en los cuales dejó una obra imperecedera y en los que hizo señalamientos muy importantes. “Como dibujante, porque su línea podía ser tan delgadita como si fuera hecha por un estilete, pero al mismo tiempo era una línea muy elocuente que trazaba los contornos con una precisión impresionante.

Como pintor, porque fue dueño de un color muy particular que no era rechinante, aunque sí muy vivo, pero siempre muy armónico con los colores que le rodeaban sus pinturas. Y como grabador dejó una gran estela. “Creo que nadie ha hecho litografía con la calidad que él manejó”.

Bajo la óptica del crítico e historiador de arte Miguel González las mujeres que Góngora se van deformando por la histeria las uñas y las manos, como garras, las muecas lascivas, mujeres que quedan calvas, que se hinchan y aseguró que con ese contrapunto formal edificó un ícono muy reconocible. “Uno ve uno de estos cuadros y sabe que es un Góngora”.

Por sus ninfas desnudas, el artista cartagüeño tuvo que enfrentarse a la sociedad. “El desnudo es algo que todavía tengo que andar justificando. Siglos y siglos lleva la pintura mostrando el desnudo y en Colombia todavía continuamos considerándolo como un fuerte ataque a la moral”, le dijo en 1995 a la periodista Gilma Jiménez Castillo en una entrevista para el XV Portafolio Agpa, de Smurfit Cartón de Colombia.



Luis Caballero 
Le Chateau de Hors
1979
Litografía sobre papel

La pintura de Luis Caballero es expresionista; en esta categoría estética ya puede trazarse una línea que va desde Fernando Botero hasta él, pasando por Norman Mejía y Pedro Alcántara. Su intención es expresar el cuerpo humano a través de un fuerte erotismo que, a diferencia de las formas crudamente físicas de las formas de Mejía, es más un clima que una presencia identificable. Este clima lo logra desprendiendo a la figura tanto de la acción como del concepto de utilidad; nadie hace cosas, nadie tiene finalidades.

El cuerpo, si se presenta como la pareja, esta enlazado y enfrentado, sin convulsiones, más bien dentro de una especie de "fatalismo" sexual. Si está solo, se presenta inerte, vertical, desnudo, entendiendo el desnudo mucho más como un sufrimiento que como un goce. Este entregarse y refrenarse del cuerpo suscita la atmósfera de opresión, de cilicio, que domina esta obra. Es como el desnudarse de un asceta, oscilando todo el tiempo entre el pudor y la impudicia. Lo mas punzante y extraordinario de Luis Caballero es esa impregnación moral, esa exposición de los cuerpos castigándose, castigados, enfrentándose, acoplándose. Así la obra se vuelve densa, pesada, inescrutable, conmovedora. Pero la complejidad de sus contenidos y cargas contradictorias de pudores secretos, sensualidad y sexualidad, no sería suficiente -siempre llegamos al mismo punto, sin una exacta traducción al lenguaje específico de la pintura. Ahí se ve, obligatoriamente, que este es el comienzo de un pintor y que está apenas en el umbral de un gran proceso de creación de ese lenguaje propio.


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